Gracias por volver
Todos tenemos una historia que contar…y las leemos en
Noveladictas
Te Amaré Por Siempre 2:
A Un Paso de la Felicidad.
A Un Paso de la Felicidad.
Capitulo 22: hoy no
-¿¿qué… qué… uds…??-
-¿que necesitas Belén?- preguntó
Peter malhumorado, además de ser la segunda interrupción del día empezaba a
cansarse de dar explicaciones con respecto al porqué estaba con su esposa, por
Dios era su esposa, que había de extraño en ello. Lali tomó una almohada para
tapar sus senos.
-¿por qué estas con ella?-
preguntó incrédula, parecía fuera de sí.
Lali suspiró, de verdad esa
pregunta decía más que lo que realmente se escuchaba, no solo ella se había
portado demasiado tranquila desde que se casó con Peter por su sentimiento de
culpa por lo que pasó con Gastón, sino que además ha sido demasiado permisiva
con respecto a su intimidad, al punto que la pregunta de Belén no parecía fuera
de lugar. Incluso el mismo Peter le dio confianza para que ella pensara tener
derecho a una respuesta. Y mucho más que eso estaba cara a cara con la puerta
en que se había encerrado ella misma por no perder a Peter. Llegando a este
punto se preguntó: ¿vale la pena estar con alguien que no te quiere por quien
eres, sino por tu capacidad de adaptarte a él? Peter interrumpió sus
pensamientos.
-Belén, de verdad esa no creo
que sea una pregunta que debas hacer, así que fingiré no haberla escuchado.- su
tono hosco no le pasó desapercibido.
-tu… tu… ella….
-Hoy Lali NO está disponible
para nadie, yo NO estoy disponible para nadie- a medida que hablaba se veía más
enojado- así que finjan que no estamos,
hagan como si yo estuviera en la capital y cualquier cosa que necesiten busquen
a Rochi, y NO NOS MOLESTEN HOY.
Belén lo miró solamente a él,
mas allá de sus ojos cristalizados se le veía dolor. El mismo dolor que ella
sintió cuando creyó que ellos dos tenían algo, el mismo dolor que tuvo cuando
pensó que lo había perdido para siempre. El mismo que vio en si misma cuando se
sintió desprotegida del mundo y se rindió a su merced porque pensó que era lo
correcto. Salió sin siquiera dar un portazo y Lali sintió pena.
-a lo mejor vino para decirnos algo
importante.- lo dijo más por solidaridad que por creerlo realmente.
-¿más importante que esto?-
cuestionó incrédulo y sin cambiar su tono de voz- Lali, si quieres ir a
trabajar no te lo voy a impedir, no soy quién para hacerlo y más que eso no te
voy a obligar a hacerlo, pero no significa que sea lo que quiero- se levantó de
la cama y tomó una profunda inspiración antes de dirigirse al baño.
-Pitt…
-Quiero que te quedes aquí
conmigo- habló sin detener su andar- porque me encantaría pasar el día contigo,
aquí en el cuarto, en la cama, recordándote porque siento que eres el amor de
mi vida, porque eso no ha cambiado a pesar de lo que ha pasado, porque estoy
tratando de…- tomó aire de nuevo y abrió la puerta del baño- . De todos modos
yo sé cómo funciona esto, así que si te tienes que ir, no hay problema. La
decisión la dejo en tus manos. – se metió y Lali solo miró la puerta cerrada
sin mirarla. No era una decisión difícil. Lo difícil era entenderse a sí misma,
e intentar que él hiciera lo mismo, entenderla.
Peter se miró al espejo al
lavarse la cara por última vez, no podía seguir sobre terreno incierto, amarla
y no saber qué pasaba por su mente, qué sentía. No pedía que todo fuera
perfecto, solamente quería que se quedara, un poco más, un día más, para
siempre. Esa mujer lo iba a enloquecer, si acaso ya no estaba loco.
Regresó a la habitación y
estaba vacía, solamente el desayuno se encontraba en la mesa de noche, pero ya
se le había quitado el apetito, solo tomaría sus medicinas y se acostaría a
dormir hasta que se sintiera seguro de los pasos que debía dar con su esposa,
tal vez debería dejar el acoso y dejar que ella viniera. Pero él no era de los
que se sienta a esperar lo mejor de la vida. Él es de los que lo escogen, lo
toman en sus manos y tienen el control. Cuando se tomó la última de sus
pastillas, escuchó que se abrió la puerta de repente.
-¿pretendías desayunar sin mí?-
Estaba Lali vestida con la camiseta que él tenía puesta el día anterior, y con
algo de ropa en sus manos.
Peter solamente se acercó a
ella, como una pantera que asecha a su presa. Lali miró a ambos lados como para
asegurarse de que era ella a quien él quería cazar. Con una sonrisa seductora
en sus labios llegó hasta ella apoderándose de su boca en un apasionado beso.
Cerró la puerta pegándola a ella a la misma y soltó un siseo por el dolor en su
hombro.
-Pitt…
-no empieces- besó su cuello a la
vez que le subía la camisa y se la quitaba.
-pero…
-Vamos a la cama… - murmuró y
ella lo llevó a la cama. Ambos estaban listos para unir sus cuerpos, tan pronto
se acostó Peter quiso darle la vuelta.
-no- se negó Lali recostándolo.
-La...
-No Peter… aun no puedes.- se
deslizó sobre su miembro, y se agachó para darle un beso – es así o nos
detenemos- Peter soltó una leve carcajada.
-como si pudieras…
-engreído.
-te amo
.-.-.
-Deja de manchar mi nariz con
mermelada- se quejó quitándose con una servilleta por quinta vez la mancha.
-eres una bebé quejona.
-tú eres el bebé que anda
jugando con la comida.- dio un mordisco a su rebanada de pan.
-primera vez que te veo de
malas después de hacer el amor- tomó un poco de mermelada con la punta de su
dedo y ella lo miró suspicaz mientras él decidía si comérsela o mancharla. – Se
supone que los orgasmos relajan, no estresan- al final decidió comérsela- y yo
te di varios, tal vez necesites más. ¡Hey! - reclamó cuando ella lo manchó de
mermelada.
-hablando de gruñones.- dijo
ella divertida. Solamente la observó mientras recordaba que nuevamente Lali no
le había respondido a su expresión de amor. “Paciencia” susurraba una voz
interior, pero eso era algo que él no tenía, y con Lali quien se dormía,
perdía, de otro modo ella aún estaría revoloteando alrededor de Maxi, en vez de
estar aquí con él.
-¿a dónde fuiste antes de que
me sedujeras?
-yo no te seduje, tú fuiste
quien me asechó; y fui a buscar mi ropa que está en el cuarto de al lado.
Límpiate la mejilla.
-Tú lo ensucias, tú lo limpias.
¿Qué hace tu ropa allá?- ella se encogió de hombros y le pasó una servilleta.
Ese era el cuarto que él le asigno cuando llegaron así que solo lo tomó como
suyo. –Me parece que hay un par de cosas que debemos aclarar.
-¿y salir de nuestra burbuja de
felicidad?- preguntó Lali con una sonrisa nerviosa.
-o hacerla más grande- le
apartó un mechón de cabello y se lo colocó detrás de su oreja. – no tengas
miedo de lo que pueda pasar La…
-no temo lo que pueda pasar.-
susurró sin mirarlo a los ojos.
-pero le temes a algo- asintió,
era todo lo dispuesta que estaba a hablar del tema- ¿a que le temes?
“a ti” sería su primera
respuesta, pero eso no era cierto. A sí misma era a quien temía, a darlo todo
de nuevo y salir herida. Estaba en el mismo punto que cuando se fueron a las
cabañas, con él diciendo que la amaba y ella sin creerle del todo, sin
arriesgarse.
-¿La?- ella negó con la cabeza-
mírame.- negó de nuevo y solo se acercó
y lo besó. –La…- intentó meter la lengua en su boca pero él la alejó un poco. –
no vas a huir de la pregunta solo porque me beses.- lo miró a los ojos.
Continuará…
Volví, créanlo… corran la voz =)
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NUEVO capítulo Sábados.
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G. M. Rojas
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